El virus ha conquistado el último reducto latinoamericano que resistía a la pandemia. Hablamos de Uruguay, que cierra fronteras a cal y canto y endurece las medidas ante el aumento exponencial de casos. Sus propios ciudadanos no podrán regresar al país por Navidad, salvo si ya tienen el billete comprado.
El presidente, Luis Lacalle Pou, reconoció este miércoles que han entrado oficialmente en la primera ola de la pandemia.
“El Uruguay no tuvo la primera ola. Tuvimos mucho intercambio con ustedes y pasamos hasta hace pocos días, pocas semanas, a diferencia del resto del mundo, sin esa primera ola. La segunda ola del mundo es nuestra primera ola desde hace algunas semanas”, afirmó el mandatario.
Uruguay corre ahora también detrás de las ansiadas vacunas.
“Lo que sucede es que las vacunas que tienen más eficacia son las más requeridas (…) Entonces lo que el Gobierno está calibrando es (conseguir) la mejor vacuna en el menor tiempo posible”, señaló Lacalle Pou.
Un tercio de los cerca de 500 casos diarios registrados no tienen un nexo conocido, lo que significa que el virus está fuera de control y tiene circulación comunitaria. Uruguay, con menos de tres millones y medio de habitantes, acaba de superar el centenar de muertos desde el inicio de la pandemia.
Además del cierre navideño de las fronteras, se reducirán a la mitad los transportes dentro del país. También quedan prohibidos los espectáculos públicos y bares y restaurantes tendrán que cerrar a medianoche.
