Estados Unidos está a punto de empezar a distribuir masivamente una segunda vacuna contra la COVID-19, la de la farmacéutica Moderna. Un comité de expertos recomendó este jueves su aprobación urgente, con 20 votos a favor, uno en contra y una abstención.
Uno de los asuntos que ocupó buena parte del debate entre los expertos, que duró ocho horas, fue la seguridad del suero, después de que la primera vacuna aprobada, la de Pfizer, provocara esta semana reacciones alérgicas en dos sanitarios de Alaska,
“Felicidades de todos por lograr esta autorización de uso de emergencia para una segunda vacuna, que, junto con otros eventos, esperamos que pronto permitan acabar con la pandemia”, dijo Arnold Monto, presidente del panel de expertos.
Veinte millones de dosis de Moderna antes de que acabe el año
Moderna ha prometido distribuir 20 millones de dosis antes de que acabe el año y 80 millones más en el primer trimestre de 2021, lo que permitirá acelerar la vacunación en un momento en el que Estados Unidos suma más de 200.000 nuevos casos diarios y ha superado los 310.000 muertos.
Los bomberos de la capital, Washington, se vacunaron este jueves y multiplicaron los mensajes para convencer a los estadounidenses de que la inmunización es segura y necesaria para vencer al virus.
“Es tu elección si quieres mejorar las cosas. Para mí, fue la mejor elección. No puedo obligar ni decir a nadie, ponte la vacuna. Entiendo que hay mucha aprehensión, especialmente cuando se trata de mi comunidad y mi gente. Lo entiendo, pero es mi elección. Y tengo que hacer lo que es mejor para mi familia”, dijo la teniente de bomberos Keishea Jackson.
Una vacuna que solo necesita un refrigerador convencional
La ventaja de la vacuna de Moderna es que, a diferencia de la de Pfizer, no necesita temperaturas extremadamente bajas para conservarse. Basta con un refrigerador convencional, lo que permitirá su distribución en los lugares más recónditos del país.
Según los análisis, dos dosis de la vacuna de Moderna garantizan una inmunización superior al 94 % frente a la COVID-19, y del 100% a la hora de evitar casos graves de la enfermedad.
Los expertos estiman que más del 70 % de la población estadounidense debería vacunarse para acabar con la epidemia, lo que significa alrededor de 230 millones de personas.