Tras la histórica nevada y con el frío aún en el cuerpo, Madrid empieza a desentumecerse. La primera constatación es que el azote de la tormenta Filomena ha provocado importantes daños materiales e pérdidas económicas en sectores como la hostelería y el transporte, algunos de los más afectados por pandemia.
El Ayuntamiento podría solicitar este jueves al Gobierno la declaración de zona catastrófica.
Hay daños en edificios, cañerías que se congelaron y numerosos árboles tumbados por la nieve, que deberán ser retirados. Los pequeños comercios se quejan del fin de semana de cierre en plena época de rebajas. Las pérdidas de la hostelería se estiman en unos 70 millones de euros.
Para los madrileños, la novedad de la nieve se ha convertido ahora en un engorro y caminar sobre el hielo, un peligro.
Más de 2000 personas han sido atendidas desde el lunes por traumatismos en los hospitales madrileños, que ya hacen frente a la COVID-19. Las llamadas se han duplicado durante estos días en los centros de emergencia de la capital española.
Los problemas de abastecimiento, provocados por los cortes de carreteras, como cientos de camiones atrapados, ya se están solucionando. La mayoría de los centros logísticos que abastecen a Madrid han recuperado la normalidad.
Una de las consecuencias más dolorosas para los españoles de la ola de frío es que el precio de la luz se ha disparado.