La guarnición clásica de la cocina checa son los knedlíky, unas bolas de masa alargadas cortadas en rodajas. Servidos con salsa, su consistencia más bien seca se complementa a la perfección con platos contundentes.
La guarnición clásica de la cocina checa son los knedlíky, unas bolas de masa alargadas cortadas en rodajas. Servidos con salsa, su consistencia más bien seca se complementa a la perfección con platos contundentes.