Sídney parece hoy una ciudad fantasma. La mayor urbe de Australia, con sus 5,3 millones de habitantes, vuelve a estar confinada tras la aparición de un brote de la variante Delta del coronavirus. El jueves la medida se aplicó a tres distritos. Un día después, se extendió a toda la ciudad y zonas aledañas por un período de dos semanas al ver que se multiplicaban los contagios, con una treintena de nuevas infecciones en 24 horas.