Un día después del golpe de Estado protagonizado por los militares, las calles de Birmania están en aparente normalidad. Los comercios han permanecido abiertos. Sin embargo, la inquietud de la población se trasluce en las largas colas que se formaron el lunes ante los bancos y los cajeros automáticos para sacar dinero. Hasta tal punto, que acabaron siendo cerrados. Los militares siguen en las calles. El país está en estado de excepción, con un toque de queda nocturno y se temen nuevos arrestos, en particular de periodistas.
Aung Sang Suu Kyi, en arresto domiciliario
En cuanto Aung Sang Suu Kyi, líder de facto del Gobierno liquidado por los militares, se encuentra en arresto domiciliario. Además de la premio Nobel, también están detenidos una treintena de líderes políticos, entre ellos, el anterior presidente, varios ministros y líderes regionales.
El golpe de Estado ha echado por tierra la frágil transición política en Birmania. De hecho, el Ejército ha tomado el poder después de que el partido de Suu Kyi revalidara el poder con una abrumadora victoria en las urnas, poniendo en tela de juicio el control que los militares siguen ejerciendo sobre el país.
Joe Biden amenaza con sanciones y pide a la comunidad internacional que “hable con una sola voz”
Las reacciones se han multiplicado en todo el mundo. Especialmente esperada era la condena del nuevo Gobierno estadounidense de Joe Biden, que ha amenazado a Birmania con sanciones y ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que hable con “una sola voz” para forzar a los militares a que cedan el poder.
“Como saben, Estados Unidos había eliminado en la última década las sanciones a Birmania basándose en sus avances democráticos. Este retroceso requerirá una revisión de esas sanciones seguida de las acciones apropiadas”, anunció Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca, sin dar más precisiones sobre cuáles serán esas medidas.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reúne este martes de urgencia para abordar la crisis.
Los militares cierran el espacio aéreo birmano
Por el momento, el país del sudeste asiático parece estar en punto muerto, paralizado de miedo bajo el yugo castrense. El aeropuerto ha sido cerrado. Según fuentes diplomáticas, el poder militar ha clausurado el espacio aéreo hasta el 31 de mayo.
