En Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, implantaron en la capital del país con una serie de símbolos que la oposición critica, al considerar que son absurdos. Sólo un ejemplo son los árboles de Navidad que decoraron las calles durante todo el año y que según una investigación del periodista Wilfredo Miranda, podrían haber costado US$ 25.