Cuando tenía 8 años, una bomba lanzada por los talibanes le quemó el rostro y desde entonces ha sido sometida a 20 operaciones. Durante su recuperación en un hospital improvisado en medio del caos y la guerra, recuerda que su madre la fue a buscar, la protegió con su burka y ambas corrieron esperando que los vecinos les abrieran sus puertas.
